Por: Ernesto Marrero
Ya el
otoño del tiempo
te ha
marcado,
viejo jardinero.
¿Recuerdas
aquellas rosas
que
sembraste?
Que de
rojo, amarillo
y blanco
te cubrieron,
y tus
penas y tus lágrimas
regaste
sobre ellas,
viejo jardinero.
Y aquél
frondoso cedro
que te
cubrió de sombras
y le
dejaste tus sueños
y tus
anhelos,
viejo jardinero.
Y aquel
jardín que
en el
parque podaste
para que
jugarán niños
a ser los
hombres de hoy,
viejo jardinero.
Y aquel
sendero que
limpiaste
de hojas secas,
por donde
tantas personas
caminaron
hacia la luz
de la
conciencia eterna,
viejo jardinero.
Hoy te
toca descansar
y caminar
por tu sendero.
Ya el
otoño del tiempo
te ha
marcado,
laborioso jardinero.
Del libro: pasajes secretos del alma
Del libro: pasajes secretos del alma
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