Frases del escritor

Filosofía clásica y existencial en torno a la literatura... Un camino para encontrarnos.
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viernes, 23 de febrero de 2018

Poema: Un día más




Pasan los días, el viento sopla confuso.
Los ojos de la cima enceguecen
ante una negra realidad
de tristes sombras que vagan por las calles
y voces mudas que subastan su conciencia

Pasan los días, muere la aurora.
El oscurantismo y la hegemonía
recorren los cauces de los ríos que se secan,
y  las arcas se llenan de oro verde
por el fétido barro que corrompe el alma
y el polvo blanco de la adicción

Pasan los días, gira el mundo.
El espejo se quiebra y escapan los reflejos,
son contrarios que escalan a los pedestales.
El digno y el honesto son lanzados a las ciénagas
y el indigno es alabado con galardones y decoros.
El asno y el parásito son enaltecidos,
el maestro es menospreciado y a veces pisoteado.
¡Las cloacas son admiradas como manantiales
y los manantiales desdeñados como cloacas!

Pasan los días y regresan cabizbajos.
Ahora sopla el silencio adolorido
ya cansado de tanto olvido y opresión.
Los huesos patrios se lamentan y sollozan,
aquellos seres que vivieron en el sublime honor
hoy sienten lástima por su curtida tierra

Pasan los días, los días pasan…
Los bufones montan su función
y las cómplices focas aplauden con fiereza,
con tanto salvajismo que sus manos sangran
y tiñen de rojo el azul del cielo…
El cielo que un día ondeó
                        la augusta bandera de la esperanza


De mi poemario: El tiempo y su legado

Poema: Penumbras y destellos


















A la larga todo es polvo,
polvo que se alterna
entre penumbras y destellos.
Es arena del tiempo que se disuelve en el olvido,
ligera chispa golpeada por los infortunios
y a veces avivada por la llama del mañana

Así transcurre nuestra existencia…

Yo sé que esta vida es una soga,
una soga que a veces te ahorca
y otras te rescata.
Es vértigo sediento de altura,
un laberinto incognoscible que todos
debemos recorrer

Hay días que son de fuego,
una pesadilla en el Tártaro.
Son horas interminables
en que las espaldas sangran
ante el cuero del verdugo

Otros días los cielos son elíseos
y el sol regala sus rayos al infinito,
la esperanza sopla serena
y aparta las hojas que tapan el sendero

Hay días de hiel y otros de ambrosía

… Así es la vida y nada se puede hacer

De mi poemario: El tiempo y su legado

miércoles, 14 de febrero de 2018

Poema: Eterna compañera



Cada vez que te veo,
mujer de mis sueños
mujer eterna.
Un escalofrío de seda
recorre mi piel,
recorre mis venas.
Y puedo sentir
tu mirada de flecha
traspasar mi carne
traspasar mi esencia.
Y escucho tus labios
nombrar mi presencia.
Decirme: te quiero,
como eco que vuela.
Y si tu piel de bronce
con pinceladas de arena,
roza mis sentidos,
roza mis ideas,
puedo volar alto
y palpar estrellas.

Cada vez que te veo
mujer de mis sueños
mujer eterna.
Recorro caminos
de estrecha vereda
y duermo en tus besos
de magia y leyenda,
que inspiran mis pasos
y moldean mis letras.
Perfume de diosa
Edén de conciencia,
talismán poderoso
radiante vestimenta.
Eres parte de mi vida
mi todo… mi esencia.

Por: Ernesto Marrero

De mi libro: El jardín de la Existencia

poema: Que lo diga Dios



Campana silente
que envuelve mi aurora,
vendaval sombrío
que me cobijó.
Caverna estruendosa
de gratos momentos
de besos fundidos
de viva pasión.
Ansío tenerte
pero ya no puedo,
carroza de fuego
que me incineró.
Y de piedra en piedra
construyo el palacio
que cubrió una sombra
que se devastó.
Porque eras mi vida
hoy muero en silencio,
muero de agonía
y desesperación.
Hembra inmaculada,
bálsamo celeste
que impregnó mi aliento,
que me hipnotizó.
Alma de gitana
que volando errante
viajó con la brisa
que me arrebató:
la luz de mis ojos,
la piel de mi carne,
y el canto del ave
de aquel ruiseñor.
Hoy quiero decirte
viendo un crucifijo,
que siempre te quise.
… ¡Que lo diga Dios!

Autor: Ernesto Marrero
De mi libro: El jardín de la existencia

lunes, 5 de febrero de 2018

Poema: Caminos en soledad













Ni un consejo
ni un amigo.
¡Oh desgarrador
martirio
cuánto duele
tu presencia!
Vil y penosa
la ausencia
del cariño de
una mano
que acompañe
este camino
tan solitario
y mundano…

Luchar por
sembrar
valores.
Luchar por
la trascendencia.
Luchar por la
libertad
en un mundo
de inconsciencias…

Ni un vecino
ni un hermano
que comprenda
mi locura.
Pido al cielo
la cordura,
pido por mi
salvación,
pido al compás
de los tiempos
que detenga
su reloj.
Porque no
encuentro
razón
ni entendimiento
certero,
al transitar
mi sendero
de soledad

y de ilusión.

Por: Ernesto Marrero

Del libro: El jardín de la existencia