Frases del escritor

Filosofía clásica y existencial en torno a la literatura... Un camino para encontrarnos.
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sábado, 30 de abril de 2016

Poema: Indigno

















Por Ernesto Marrero

Del libro: El tiempo y su Legado

Dulce veneno el que brota
de los labios del Indigno.
Imán que atrae
al ignorante
y a los serviles gusanos
que se arrastran
sobre las verdes arcas

Aunque en un cáliz de oro
se sirva este veneno
su dosis es letal:
*Adormece el discernimiento.
*Pulveriza el honor.
*Desmiembra sociedades…

A pesar de que esta toxina
infecta a la nación
que lentamente agoniza,
a la nación que se
hunde en la fosa
de la desesperanza
y en la rancia pólvora
del criminal protegido.
Existe un antiveneno
que la neutraliza: “La dignidad”…
Un poderoso antídoto
que disuelve las mentiras
y destruye las garras
del buitre opresor.
Antídoto que se debe adquirir
con urgencia…
“aunque suele escasear
muchas veces
en la farmacia
de la conciencia”

viernes, 22 de abril de 2016

Poema: Hojas que se quiebran



 
















Por: Ernesto Marrero

Hojas que se quiebran


Se quiebran las hojas verdes de mi patria
que se inclinan y arrodillan ante el verdugo.
El azufre y la pólvora recorren las calles teñidas de rojo
y el honor se diluye en el horizonte de la insensibilidad.
La bota despótica aplasta las voces libres
y las cadenas de la hegemonía sujetan al pueblo que sufre.

Llueven torrenciales aguaceros de mentiras
que inundan a los débiles corazones engañados,
y el alma noble se sumerge en un río de indiferencia
para encontrar refugio a su inclemente pena.

La esperanza se extingue con el mazo de la injusticia
y las ideas certeras  son deformadas con la propaganda suprema.
El sol se oculta tras las negras nubes de concreto
y el silencioso grito del oprimido se resquebraja en el cielo.

¡¿Cuántas lágrimas, cuantas tumbas, cuanta sangre
debe emerger para que la conciencia se imponga?!
¿Se seguirán quebrando las hojas verdes de mi patria?
O quedarán algunas firmes como las montañas
que puedan volar como el halcón al firmamento
y ondear  la digna bandera…
La bandera de la libertad, la igualdad y la fraternidad.


Autor: Ernesto Marrero

sábado, 16 de abril de 2016

Poema: Dilema existencial





    
















Por: Ernesto Marrero
 
¡Qué dilema este de querer buscarme!...
De escudriñar en recónditos desfiladeros
y encender antorchas en lúgubres cavernas .
A veces me encuentro navegando en ríos de soles
o de lunas azules que me confunden
y otras veces estoy en la espesura
de una ciudad anárquica donde la mayoría
no sabe lo que vive ni lo que quiere vivir.
A veces me duelen los amaneceres solitarios
y abrirme paso a través de la niebla
que enceguece a las masas
y las nutre con el heno de la ignorancia.

      ¡Qué dilema este de querer buscarme!...
Y escalar escarpados muros de arena
que me sepultan en la angustia
y en otras ocasiones me elevan al infinito
de mi serenidad existencial.
A veces intento salir del laberinto de mi mente
y después de combatir al Minotauro
vuelo con mis alas al mismo sol,
pero el calor derrite mi plumaje y caigo
hasta hundirme en el mar de la duda.
A veces me desilusionan las lluvias de veneno
y ver las ruinas de un país rico,
observar como las esperanzas se secan en los desiertos
y el delincuente se burla desde lo más alto.
Ver como los ríos de la vagancia inundan las calles
y el arrogante se siente vencedor en su
mísero trono de mentiras  ambulantes.

      ¡Qué dilema este de querer buscarme!...
A veces me canso de preguntar y preguntar
de escarbar y escudriñar en las ideas
de nadar en playas de aciertos y desatinos.
Quisiera volar en el profundo silencio
y ser apenas un observador externo,
un simple átomo en un universo en movimiento.
Pero mi responsabilidad se impone
y mi conciencia vence la pasividad
entonces comienzo a cavilar nuevamente…
a sembrar pensamientos con el arado de mis letras.

      ¡Qué dilema este de querer buscarme!

martes, 12 de abril de 2016

Poema: Entre tragos y trasnochos






















Por: Ernesto Marrero

¿Qué si bebo? –Me preguntan.
Y respondo que no.
Aunque a veces me provoca degustar
el vino de mi existencia.
El vino amargo que muchas veces
se convierte en vinagre,
el vino que se hace sangre
y que nos muestra la luz en la oscuridad

¿Cómo no probarlo si yo soy vida?
o como diría Schopenhauer: Voluntad,
agria Voluntad atada al querer…
Ese maldito deseo que atormenta
mi sed y la hace insaciable

Cómo quisiera beber del néctar de los dioses 
después de haberme sumergido
en las aguas de Caronte
y visitar al más allá.
Brindar con Dionisio hasta  la última copa
Y recitarle mis poemas más oscuros
para que emerjan las sombras de mi inconsciente.
Y luego tocar la lira de Orfeo
y rescatar a mi amada del Hades

¿Quién no quisiera beber
de la fuente de Afrodita,
arroparse con su piel
y embriagarse con sus besos?

Lo acepto…
No puedo apartarme del licor de las pasiones
ni del vicio del amor,
en verdad no puedo.
También me considero catador,
un catador de desventuras
que observa y cavila bajo la luna
buscando un Sentido para su vida

¡Qué si bebo? –¡Claro que sí!...
Esa será mi respuesta ahora

Autor: Ernesto Marrero

Del libro: El Tiempo y su Legado

sábado, 9 de abril de 2016

Poema: Clamor desesperado






Por: Ernesto Marrero

¿Hasta dónde podemos llegar
mi tierra querida?
¿Hasta cuándo soportar las penas
y los suplicios del magnate ciego?
Ver las hojas verdes
caer del roble de la esperanza
y las lágrimas correr entre las piedras de los ríos
y las blancas aves emigrar a lejanas praderas
y escuchar los gemidos de los inocentes presos de Siberia.

¿Hasta cuándo soportar el reinado del hampa
y la bala fría del fusil inconsciente?
El hambre y la escases tejen
su siniestra telaraña
y la anarquía trepa zigzagueante
hacia la copa de los árboles.

El dolor se hace más duro,
los días más opacos
y el sol se esconde tras la bruma
de la corrupción, el poder y la mentira.

El silencio de los buenos ensordece
y el honor, junto a la justicia,
arden en una hoguera de dólares.
Mientras que el sarampión hegemónico
contagia y enferma a la sociedad.

Ya  se me seca la garganta
de tanto pedir clemencia,
y se me cansa la pluma
y se me nublan los ojos.

¿Hasta dónde podemos
llegar mi tierra querida?
… ¿Hasta dónde?



Autor: Ernesto Marrero R.