Hado maligno que pone
fin a los universos.
Enviado siniestro de las Moiras
que cercena con la hoz
los parrales de esperanzas.
Paraíso pintado con grises óleos
y horridos parajes que enlutan el alma…
Así te pintan algunos
innombrable muerte,
sombría palabra que enturbia los oídos
y quiebra las esperanzas…
Eres carbón de la mina más profunda
Hay quienes anhelan tu llegada.
Aquellos fustigados por violentas tempestades
y afligidos por espinas y puñales
buscan una puerta que solo tú puedes abrir…
Eres polvo blanco que induce al eterno sueño
Pero pocos te entienden.
Solo los que perciben las banalidades del sendero
y se ríen de la máscara del deseo.
Aquellos que palpan la finitud
y se montan en la ola eterna de la trascendencia.
Aquellos que se concilian con los vendavales
y contemplan las alimañas como maestras.
Aquellos que reconocen a Cronos
como tu fiel compañero
y valoran los granos de arena
que caen en el reloj de la existencia.
Muerte…
Eres inevitable tesoro que enriquece nuestras vidas
Por: Ernesto Marrero
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