Yo sé que estás ahí,
no importa cuánto te ocultes
yo sé que estás ahí
Te vi escondida tras el reloj,
jugabas con las agujas
y arañabas los segundos
Te vi junto a las Moiras
entre tijeras, hilos y ruecas,
destejías las hebras de la
existencia
Te ocultabas en el filo de la
espada,
en las gotas de sangre
de las lanzas guerreras,
en el hacha del verdugo
y en la trémula voz del sentenciado
Te vi bajo la tierra húmeda
estabas solitaria y meditabunda,
mojada por las lágrimas
y satisfecha por tu labor
Te vi en la barca de Caronte
en el río de hielo y lava,
mitigabas la sed de las almas
que cercenaste de este mundo
Te vi con el niño, con el joven,
con el adulto y el anciano.
Te vi en el alba y en el ocaso
te vi repentina, inesperada,
inexorable y fría
Te espero, ya lo sabes,
sé que intentas sorprenderme
No
importa cuánto te ocultes
yo
sé que estás ahí
Por: Ernesto Marrero R
Del libro: El tiempo y su legado
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