No me arrepiento de haber colgado mis versos
en el muro
de la vida.
Ni de
haber regado los amaneceres
con letras
reflexivas.
Ni de
haber sembrado valores
en
desérticas tierras
No me
arrepiento de haber despreciado
los antifaces
de la hipocresía
y la
coraza del mentiroso que finge ser bueno.
Ni de
haber levantado mi pluma
en contra
del escorpión de la tiranía
y de los
esbirros que ejecutan sus órdenes.
Ni de
haber aborrecido al juez
que vendió
su honor al Señor de las tinieblas
No me
arrepiento de haber amado a una mujer
y a los
frutos que juntos cultivamos.
Ni de
haber entendido mi imperfección
porque caí
muchas veces en el mismo precipicio.
Ni de
haber querido a mi cuerpo, por instantes,
y después
haberlo desdeñado
al
entender su finitud
No me
arrepiento de haber escarbado
en las
arenas de mi psique
en
búsqueda de un Sentido
que
calmara mis tempestades.
Ni de
haber sido un bufón para muchos
y una
travesía para otros
No me
arrepiento de haber admirado al niño
por su
nivel de asombro e inocencia
y al loco
por su desnuda libertad.
Ni de
haber suplicado a Dios
que me
explicara la balanza de su justicia
porque
muchas veces la sentí
resquebrajarse
en el viento…
Después de
haber recorrido esta odisea
de
incertidumbres y acertijos.
Después de
haber peregrinado
un
derrotero de alfombras y espinas
de
alboradas y atardeceres
de
bienvenidas y despedidas
Después de todo… no me arrepiento
Por: Ernesto Marrero R.
De mi libro: El Tiempo y su Legado
Fotografía: Elvis Velascozo "El Picacho de Galipán"
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