O Santo e o diabo
Ilustración: Erique Peña
Un día el
demonio decidió probar a un hombre santo que había decidido hacer votos de
castidad; para lo cual le envió a una joven y hermosa mujer al centro donde
éste prestaba servicio a las personas necesitadas.
—Me dicen que usted es un
hombre santo —expresó
la mujer.
—Dicen… pero no me considero con ese
privilegio —contestó el
hombre que tenía el rostro sereno.
—He venido a traerle este
obsequio.
Dicho esto, se
quitó la ropa que traía puesta y se quedo totalmente desnuda luciendo su figura
escultural.
El hombre se
sonrió, buscó una cámara fotográfica instantánea y le tomó una foto a la mujer.
Luego llamó a otra dama con rasgos sencillos y sin ninguna belleza
extraordinaria, que laboraba en ese mismo lugar. Le solicitó que posara para
una fotografía y ésta accedió con gentileza.
Buscó tres
sobres, los identificó con un número e introdujo las fotos en los dos primeros.
Escribió algo en un papel y lo metió en el tercer sobre. Llamó a la joven, que
todavía se hallaba sin ropa, y le dijo:
—Por favor entréguele esto a
quien la envió para acá —y
se dio media vuelta alejándose del lugar.
Se vistió y
salió furiosa del recinto. Cuando llegó a la casa de Satanás, que se encontraba
torturando con un látigo de fuego a dos recién llegados, le entregó los tres
sobres. Desesperado, abrió el primero y encontró la fotografía de una mujer
horrible y deforme; en el segundo, se hallaba una foto de una dama que
resplandecía con su belleza. Después abrió el tercer sobre y leyó:
—Señor demonio, aquí le mando
estas fotos. La primera corresponde a la señora que usted envió, y la segunda
pertenece a una abnegada dama que ha entregado su vida al servicio
desinteresado y que vive por un ideal espiritual… Ah, se me olvidaba decirle
que mi cámara sólo fotografía la conciencia de las personas.
Indignado,
Satanás tomó del brazo a la mujer y comenzó a azotarla junto a los dos
individuos que se hallaban atados a una pared repleta de clavos, mientras que
una estruendosa carcajada brotaba de sus labios.
Ese día el demonio
entendió que la fe de ese santo era verdadera y jamás volvió a molestarlo.
28/05/2020
De mi libro: Cuando tenga tiempo, empiezo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario