Escribo poemas de mi vida
con versos de concreto
que a veces me golpean.
Ellos me miran y tratan de
explicarme
lo que no entiendo
o lo que no quiero entender.
Unos me sumergen en su
ritmo
y nado entre sinestesias,
hipérboles,
anáforas y aliteraciones...
traen sus cantos del Olimpo
o sus lamentos del Tártaro.
Otros se van cuando llegan,
como aves fugaces
rozan mi teclado y desaparecen
en el árbol del olvido eterno.
Al final me embriagan
con el licor de sus letras
... y me seducen a escribir
Por: Ernesto Marrero 2025
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