Banalidad del Mal
“"Fue como si en aquellos últimos minutos resumiera la lección que su larga carrera de maldad nos
ha enseñado, la lección de la terrible banalidad del mal, ante la que las palabras y el pensamiento se
sienten impotentes."
Hannah ArendtEichmann en Jerusalén
Palacios de hipocresía me rodean,
máscaras que
hablan desde un cielo opaco.
Escucho las
risas del Tártaro
y palabras vestidas de monedas
La
injusticia camina entre trajes caros
y uniformes
con estrellas...
es una
mancha de aceite
en el asfalto
del Honor y la Decencia
La ambición
es un dios sordo
o un demonio
complaciente,
adora el
aroma de las cuentas bancarias
y siembra montañas de mentiras
... ensombrece los valles del espíritu
Corazones de
concreto,
murmullos de
justificaciones:
"Es
solo un negocio", "Solo recibía órdenes"...
-Mantras que
justifican la sangre en sus manos-
Almas
convertidas en mercancía,
ojos que
solo ven el siguiente escalón.
Sus vidas
son escenarios de hielo
donde la
crueldad viste de plata y sonríe
La moral, traje
viejo y maltrecho
guardado en
el armario del olvido.
El poder, trono
de sombras
que legitima
la puñalada, el crimen,
la
injusticia y la traición
La Conciencia,
murmullo ahogado
por el río
de las negociaciones
o sepultado por una orden.
Y el Mal,
cotidiano, banal, condecorado
… se sienta a la mesa a cenar