Ernesto Marrero, escritor:
Los venezolanos necesitamos encontrarnos con nosotros mismos
Publicado
en mayo 12, 2015 por Lavinia González en Entrevistas, Lavinia González
Semanario: Las verdades de Miguel
Ernesto Marrero escribe los cuatro géneros literarios: novelas,
cuentos, fábulas y poemas. Licenciado en Administración, hizo estudios de
posgrado en Filosofía Práctica en la Universidad Católica Andrés Bello, así
como estudios de psicología analítica y existencial. Miembro de la Sociedad
Venezolana de Filosofía, también es investigador y articulista sobre temas
orientales y de corte existencial. Nació en Caracas el 21 de agosto de 1969. Y
desde hace 17 años se le conoce en el mundo literario por su serie El
pececito que quería ser humano-Búsqueda Interior y Conciencia y
transformación social. Ha publicado: Quisiera contarte algo, El
jardín de la existencia, El futuro nos alerta, La leyenda del
sabio de la montaña, Y ahora, ¿por dónde empiezo?, Cuando tenga
tiempo, empiezo y Pasajes secretos del alma, entre otros títulos. Se
ha destacado como conferencista en instituciones educativas y eventos
especiales, realizando ciclo de charlas y talleres dirigido a los jóvenes. De
la mano de Quisiera contarte algo y El jardín de la existencia,
Ernesto Marrero Ramírez brinda valiosas herramientas reflexivas que impulsan el
crecimiento personal, profesional y social, así como el cultivo de valores
éticos y morales, que brindan un sentido profundo a nuestras vidas
Lavinia González
lavigonzal@yahoo.com
–Para un escritor, la Web tiene sus ventajas…
–Grandes e interesantes prerrogativas. Con Amazon,
mis libros están expuestos a nivel mundial, lo que es una ventaja bien
significativa, pues quien esté interesado en ellos los puede adquirir de inmediato.
Para un escritor, la Web es la mejor publicidad para llegarle a mucha gente en
muchos sitios. En lo personal, no puedo quejarme, también por esa vía he sumado
clientes.
–Usted brinda herramientas para el crecimiento
personal y el cultivo de valores, además es conferencista. ¿Vendedor de
ilusiones, optimismo y esperanzas o charlatán?
(Jajajajajajajajajaja) –Realmente, sólo vendo
ideas, reflexiones, conciencia. Cuando me preguntan si mis libros son de
autoayuda, lo niego, pues, ante todo, son de introspección para el
autoconocimiento, de despertares para saber qué y cómo somos, qué podemos hacer
en un momento histórico. Son como chispas para salir de este adormecimiento
diario, que se ha vuelto habitual, rutinario.
–Cómo ve la actualidad literaria venezolana.
–Dos factores afectan a los escritores, el primero,
tal vez el más importante, tiene que ver con la escasez de papel, que no
contribuye para su realización, pues al no haber papel es imposible que haya
publicación. Sin embargo, en las situaciones límite, las personas crecen, de
ahí que se observe la necesidad que tienen de leer y buscar respuestas en
libros para reflexionar sobre la vida y recuperar la esperanza. O de escuchar
la opinión de especialistas en el área de la motivación, de la superación
personal, que promueven el crecimiento individual y profesional, que es un
proyecto de vida, un plan a largo plazo en el cual es necesario trabajar
continuamente. El momento actual literario es bien interesante, la Feria
Internacional del Libro con su diversidad de publicaciones y la gran oferta
editorial, es una muestra. La respuesta de un público ávido de contenidos y de
calidad literaria, supera las expectativas del escritor. La idea es hacer
presencia en la Feria y estar siempre a disposición del lector.
–Hay libros que se subieron a la ola inflacionaria
y duermen no sabemos si plácidamente, en los estantes de las librerías.
–Pero también hay textos de contenidos literarios
de calidad a precios accesibles. Los míos son bien solidarios y la razón es porque
se utilizan a nivel de escuelas y liceos, hasta de universidades, y el poder
adquisitivo de los estudiantes es bastante limitado; no obstante, mis lectores
conforman un grupo bien heterogéneo. Mi trabajo parte de la siembra de
conciencia.
–No causa extrañeza que los jóvenes estén cada vez
más interesados en el uso de la Internet que en leer libros impresos en papel.
Cómo revertir esa realidad.
–Actualmente, estoy realizando un trabajo que se
llama “Materializar la lectura”; la primera fase la realizo con los profesores
y maestros, a quienes les explico cómo atrapar la atención del muchacho o de la
muchacha y llevarlo, sin que se sienta presionado, al universo de la lectura. Y
para lograrlo utilizamos el recurso de los dibujos, de las maquetas, del teatro;
de esa manera él y ella no se quedarán en la letra muerta, lo importante es que
ésta les dé vida y la materialicen, al entender el mensaje se identifican con
lo que están leyendo. En esa primera fase el maestro o el profesor les
transmiten a sus estudiantes el estímulo por la lectura. La segunda fase, en la
cual entro yo, tiene que ver con mi compartir con los y las estudiantes, a
quienes les doy las ideas principales; luego vienen sus preguntas: quién
escribió X libro y por qué, qué sintió al hacerlo. Ha sido una experiencia
interesante, tanto que personas que están haciendo maestrías o profesores de
Literatura me han comunicado el resultado de lo aprendido o de lo leído.
Escribo novelas, cuentos, fábulas y poemas, los cuatro géneros literarios, y en
mi literatura trabajo la filosofía y la psicología de una manera muy amigable,
que se compenetra con el lector, de forma que éste pueda entender aspectos de
Sócrates, Platón o Sartre y les sirva como herramienta de reflexión, de vida.
–Sus libros, entonces, son de
autoayuda.
–No los veo así. Y me explico: hay una corriente
que llamo la píldora mágica, esa que dice que si una persona sigue “estos 10
pasos encontrará la felicidad” o será exitosísima; eso no existe. La persona
tiene que entrar en un proceso de autoanálisis, de autodescubrimiento, y con
esas herramientas que sólo le pertenecen a ella y que se traducen en un molde
único del universo, es que va actuar. Y no lo digo yo, lo han dicho muchos
pensadores en la Historia. Qué decía el oráculo de Delfos y que Sócrates
repetía, pues “conócete a ti mismo”, frase que se ha tomado de autoayuda, pero
es filosofía.
… En mis escritos hay una combinación entre la
literatura (como eje central), la psicología (dentro del comportamiento de los
personajes y su posible reflexión para lograr una transformación) y la
filosofía (básicamente existencialista, donde la finitud de nuestras vidas, el
autoconocimiento como visión socrática y el sentido de responsabilidad
sartreano, ante nuestras decisiones que compromete al individuo con toda la
humanidad, se fusionan para encontrar un sentido a nuestra existencia). Aunque
vivamos en la posmodernidad (donde todo es justificado aun siendo
injustificable) y la sociedad pareciera albergar un sinsentido, un profundo vacío
existencial difícil de llenar, siempre hay una oportunidad para mirar hacia
atrás, rescatar los mejores momentos y traerlos nuevamente al presente para
fortalecerlo y reconstruirlo. Eso también lo tienen mis escritos, en especial
la poesía.
–Por eso aborda en lo que escribe el crecimiento
personal, el encontrarle un sentido a la vida y la siembra de valores morales
en el marco de la sociedad.
–El ser humano debe tratar de ser auténtico, de
reconocer sus potenciales, desarrollarlos y no quedarse en el marco de una
sociedad que nos arrastre a caminos que no queremos ni debemos transitar. Pero
a veces, corremos como manadas en una estampida sin saber a dónde vamos ni
quiénes somos, a esto es lo que llamo “mente de manada”. Como decía Martin
Heidegger, la mayoría de las personas vivimos en “estado de interpretado”. Así
la sociedad nos piensa y los factores de poder nos van creando deseos y
necesidades, en muchos casos ficticios, y terminamos disueltos dentro de la
sociedad sin saber siquiera qué es lo que realmente quisiéramos hacer o en qué
área pudiéramos desarrollarnos a plenitud.
–Si como se dice la venta de libros de autoayuda se
dispara cada cierto tiempo, según el autor, y las salas se llenan cuando de un
motivador se trata, cómo es que la gente no cambia ni
crece.
–El cambio no es fácil. Como señalaba Sartre, el
ser humano vive normalmente un estado de quietismo, es decir, las personas
quieren o buscan que otros hagan lo que tienen que hacer porque tienen dones o
facultades de las cuales ellas carecen; entonces, mientras no se den cuenta de
su potencial, de que a través de la actividad y de la puesta en práctica de sus
ideas, y que éstas pueden generar transformaciones, nunca van a cambiar.
“Escribiendo
me ha ido bastante bien”
–Usted da charlas, qué impresión cree causar en el
público que va a escucharlo.
–No me dedico a dar charlas, sólo las doy cuando me
invita. A veces son motivadoras y otras, desmotivadoras (risas), sobre todo
cuando me expreso con dureza y frialdad. Estoy convencido de que aprendemos a
través del dolor y que en sus lágrimas hay un renacimiento de la persona.
–A veces los “renaceres” son producto de la emoción
del momento.
(Risas) –Cuando yo trabajaba en el Departamento de
Atención al Público, siempre escuchaba decir que un buen servicio se multiplica
por dos y el malo por 10; parece mentira, pero a veces las situaciones
negativas (lo que llamo antivalores), proliferan y se extienden más rápido. En
ese escenario también habemos personas que multiplicamos valores para que las
cosas funcionen como deben de funcionar. Asimismo, hay personas que tienen unos
cambios muy profundos, logran lo que se llama “el ensimismamiento” y estudian
hasta cuatro carreras universitarias, además se dedican a la caridad y hacen lo
que quieren ya, no mañana. O sea, toman conciencia de su temporaneidad, lo que
llamamos “conciencia de muerte”. Lamentablemente, en la sociedad no es eso lo
que la mayoría busca ni trabaja. Cómo es posible que ante un puente la gente
haga sus maletas y se vaya de mini vacaciones, así no tenga plata o tenga que
pedirla prestado, esa conducta forma parte de nuestra idiosincrasia, de nuestra
cultura…
–Allí, en esa sociedad halla su fuente de
inspiración.
–Sí, me inspiro en ella, en los valores y
antivalores que en ella fluctúan, en las injusticias que a diario se presentan,
en la actitud del ser humano ante el devenir de su existencia, ante una vida
finita que tarde o temprano terminará por dejar. El adormecimiento en el que
nos sumerge la cotidianidad, la loca rutina de una vida cosificada que termina
por sustituir al ser por el tener y nos desvía del proceso de autoanálisis y
por ende del autoconocimiento… Otro factor de inspiración es el desarrollo de
una conciencia crítica que nos ayude a entender nuestro momento histórico y a
percatarnos de la responsabilidad que tenemos en nuestras vidas ante las
decisiones que asumimos o que dejamos de asumir, con lo cual participamos en la
construcción de nuestro tiempo.
–¿En Venezuela, abrirse camino con visión
inspiradora de la vida es rentable?
–No me puedo quejar, me ha ido bastante bien. La
gente se sorprende porque vivo de escribir, pero si vivo de mis obras es porque
en cada una de sus páginas hay mensajes, y existe en la gente una necesidad
psicológica de llenarse, de buscar, de encontrarle sentido a lo que está
viviendo…
–Dos nuevos libros suyos recién salieron del horno
editorial.
–Sí, se trata de dos de mis últimas tres obras: Quisiera
contarte algo es un libro compuesto por doce cuentos que llevará al lector
a recorrer diferentes aspectos del ser humano, así como su manera de pensar y
actuar. Las caídas en el camino, nacer y morir, el dolor y la alegría, aspectos
duales que se contraponen en nuestras vidas y que a su vez nos sirven para
descubrir el potencial de cualidades que habitan en nuestro interior. En otras
palabras, una forma de despertar hacia un sentido más profundo que nos
construya y nos conduzca hacia un trabajo con legado humanitario, sustentado
por la dignidad, la justicia, la libertad y la trascendencia. Y El jardín de
la existencia expone, a través del género de la poesía, un sentido de vida,
una reflexión sobre nuestra razón de existir, una manera de pensarnos y pensar
nuestro momento histórico. También se intenta rescatar la esencia del amor,
señalar algunas de las adversidades que en la actualidad nos abaten, encontrar
una ética que pueda afrontar los antivalores que parecen propagarse cada día
más, y entender que somos seres finitos, porque esta existencia es temporal y,
por tanto, estamos de paso por esta vida. Estos son sólo algunos de los
objetivos que persigue el libro, y digo algunos porque la poesía es un universo
interpretativo y cada persona puede leerla y, a la vez, descifrar el mundo que
lleva dentro de sí. Cada quien tiene sus propias vivencias que lo construye, y
con lo cual ayuda a construir a otros y a su propio entorno.
–Quién edita sus obras.
–Aunque tenemos nuestra propia editorial, Ediciones
Alta Esfera, trabajo desde hace muchos años con Quirón Ediciones. Y dependiendo
del movimiento del libro, el tiraje mínimo con que arrancamos es de 3 mil
ejemplares. Por ejemplo, El pececito que quería ser humano-Búsqueda interior
va por la edición 12 y el número de ejemplares va en aumento.
“A los 17 años tuve
mi primera crisis existencial”
–¿Las ideas le llegan sin pedir permiso o las va
trabajando?
–Cuando me conecto con un libro cuyas páginas aún
están en blanco, la inspiración puede asaltarme en cualquier momento. A veces
estoy manejando y tengo que aparcar mi carro, cuando las ideas comienzan a
surgir. Y en ocasiones me he despertado de madrugada para anotar lo que estaba
soñado e integrarlo a mis fábulas y cuentos. Las adversidades y vicisitudes son
temas inspiradores, como el caso de la estudiante de un liceo de Catia, cuya
profesora me confió: “De 10 niñas que tuve el año pasado en una sección, 9
salieron embarazadas, ella incluida, y 8 del mismo muchacho”. Sobre esa
historia de pocas palabras, escribí Es que yo lo quiero.
–Qué lo bloquea.
–Mis dos hijos (ella de 2 años y él de 5) son
bloqueadores naturales (risas); cuando gritan “papaaaaaaá” o se lanzan un
juguete a la cabeza, “cierro” las ideas y las meto en el refrigerador, hasta
que la idea inicial vuelve a visitarme (carcajada).
–Y en ese bloqueo y desbloqueo, cuándo le pone End
a un libro.
–Depende, a veces necesito dos años para culminar
un proyecto y a veces más o menos. Además de Quisiera contarte algo y El
jardín de la existencia, había un tercero, Entre dioses y mortales,
que es un cuento novelado en el cual trabajé tres años y no se pudo imprimir
por razones que no valen la pena explicarse.
–¿Recuerda la publicación de su primera creación
literaria?
–Cómo olvidarlo, fue hace 17 años, antes de que mi
primera hija, que pronto cumplirá 15, naciera. El pececito que quería ser
humano me dio a conocer como escritor.
–De niño, qué leía.
–Mi niñez estaba rodeada de libros; cualquier libro
que papá llevaba a casa, yo se lo arrebataba de las manos para ser el primero
en leerlo. Leer era mi pasión y hasta quería escribir un libro. Ah, pero
también me gustaba la investigación, siempre jugaba a ser científico y tenía un
laboratorio en mi cuarto; papá y mamá vivían con los nervios de punta, y no era
para menos, pues siempre oían una explosión. Luego, en la adolescencia, me
olvidé de esa etapa de mi vida; me la pasaba con mis amigos echando bromas.
–¿A qué edad vivió su primera crisis existencial?
–Tenía 17 años cuando comencé a somatizar algo que
estaba dentro de mí, sentía dolor en el cuerpo, me daba fiebre, vivía
deprimido. Y empecé a sentir un vacío, fue cuando decidí hacer una
retrospección; al ver al niño rodeado de libros, me pregunté qué había pasado
con él. Como ignoraba qué quería ser, me encerraba en mi cuarto a leer. “Te va
a pasar lo que a Don Quijote”, me decía mamá (risas)… Bueno, culminé mis
estudios de bachiller desorientado en cuanto a mis inclinaciones, pero con
muchas ganas de estudiar y así emprendí una carrera que en aquel momento venía
repuntado, la administración. Lo interesante era lo que mis amigos me
comentaban: “Debiste haber estudiado psicología o filosofía”, así me convertí
en una especie de consejero. Con el tiempo fui acentuando mis procesos de
autoanálisis y a percatarme que desde pequeño vivía rodeado de libros y siempre
había querido escribir uno, era un sueño que tenía que cumplir. Comencé con la
filosofía y la psicología oriental, y luego pasé a estudiarlas bajo la visión
occidental, donde las vinculé con la literatura.
–Hoy, en sus ratos libres, qué lee.
–Leo filosofía, poesía y algún tipo de literatura
que me deje un mensaje, un cambio, un aprendizaje.
–En lo profesional, qué le falta por hacer.
–En el futuro debo escribir algunos ensayos. En el
ámbito profesional es de vital importancia profundizar en las investigaciones
de los procesos históricos y sociales de los últimos tiempos. Además de
proseguir con el trabajo literario tanto con los jóvenes como con el público en
general, es mi labor sembrar conciencia y valores a través de las letras.
–Aconseje a las nuevas generaciones que aspiran
iniciarse y/o hacer carrera en el oficio de escribir.
–Escribir, escribir, escribir… insistir, insistir,
insistir. Que recuerden que sus letras son ladrillos que pueden servir para
destruir o para construir sociedades, así como para dormirlas o despertarlas.
“Los venezolanos necesitamos
encontrarnos con nosotros mismos”
–Retrátenos a Venezuela, cómo la ve.
–La veo como un niño que está empezando a llevar
golpes fuertes para luego iniciarse en la madurez. De niño mimado y mantenido
por el petróleo, hizo crisis cuando le quitaron esa teta; fue entonces cuando
empezó a valorar otras cosas, a ver su presente desde otras perspectivas, a
redimensionar su futuro.
–¿Cree que los venezolanos necesitamos de
renovación espiritual?
–Más que renovación espiritual, requerimos
encontrarnos con nosotros mismos, con nuestras raíces. También necesitamos
entender que estamos viviendo un momento histórico y que somos participantes de
ese momento histórico día a día, por tanto, tenemos que actuar, sobre todo
porque somos movidos por diferentes tentáculos en el ámbito social; detenernos
es nuestra obligación y responsabilidad, y preguntarnos hacia dónde queremos
ir, qué estamos haciendo en este mundo y cuáles son nuestras necesidades más
profundas.
–Hoy, como nunca, se habla del rescate de los
valores perdidos, pero, ¿hay voluntad para su rescate?
–Así como hay pensadores que quieren rescatarlos,
también están las personas que hacen lo posible para que eso no suceda, a ellos
les interesa que nos mantengamos en caos.
–¿Se considera un apaciguador de las pasiones
desbordadas?
–Estoy seguro de que en vez de apaciguar, acelero
las pasiones (carcajada)… La vida es una pasión y al acelerar las pasiones de
la vida, logramos realizar lo que vinimos a hacer.
–Hay que recuperar el sentido de ciudadanía, dicen
los políticos.
–Sí, es una tarea que tenemos que hacer con
conciencia crítica, fundamentándonos en el momento histórico que nos ha tocado
vivir. En Alicia en el país de las anarquías, planteó el porqué de la
pérdida de ciudadanía.
–¿Los políticos requieren renovarse,
espiritualmente?
–Bueno… (jajajajajajajaja)… Muchos necesitan estar
en constante renovación espiritual.
–Cómo ve los conflictos.
–Los veo como una gran oportunidad para aprender,
crecer y superarme a mí mismo; no me vuelven loco ni me causan desesperación.
PingPong
–¿Esclavo de qué?
–De las ideas.
–¿Vive o existe?
–Existo… Nací y voy a dejar de vivir.
-¿Pragmático o radical?
–La vida es para poner en práctica nuestras ideas,
y como estamos en presencia de constantes cambios, no podemos radicalizarnos.
Nadie puede bañarse dos veces en un mismo río, decía Heráclito.
–¿Intolerante y prejuicioso?
–Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario
(risas).
–Ahorita, cómo se ve a sí mismo.
–Tengo ante mí una interesante oportunidad de
crecer emocional e intelectualmente, y la gran posibilidad de aportarle a la
sociedad.
–¿Su credo?
–La virtud.
–¿Su ideología?
(Silencio para buscar la palabra exacta) –El
existencialismo. Asumir que somos aves de paso, nos cambia la vida; es una
manera de vivir. Por qué esperar vivir una situación límite para aceptar esa
realidad. Una frase de Steve Jobs me marcó, él decía que las mejores decisiones
que había tomado en su vida, las tomó a conciencia de que podía morir en
cualquier momento.
–Hasta dónde llega su combatividad.
–Todo depende de mis fuerzas, ellas me indicarán
hasta donde puedo llegar.
–¿Y su patriotismo?
–Me considero hijo del mundo.
–¿Venezuela, tierra de oportunidades?
–Sí, que no quepan dudas. Hoy tenemos grandes
oportunidades de aportar a nuestro momento histórico; a más crisis, más
ocasiones de demostrar lo que tenemos y, cuánto podemos. Si todo está bello, en
calma y todos vivimos en paz eterna, pues nos dormimos. Y a Schopenhauer no le
faltaba razón. Cuando estamos confrontados con el dolor, el tiempo se
ralentiza, es entonces cuando nos damos cuenta de las herramientas que poseemos
y lo que somos capaces de hacer y dar.
–¿Guarimbas o cacerolazos?
(Carcajada) –Más reflexión y cambio.
–¿Los venezolanos somos como los comediantes,
persistimos en el insumergible optimismo, entre alegrías, batacazos y momentos
de tristeza?
–En Venezuela hay gente que vive en una comedia
eterna, las vemos a diario. El equilibrio, centrarnos es importante.
–¿Una fantasía que quiere hacer realidad antes de
morir?
(Silencio) –Déjame pensar en voz alta, sí, mis
fantasías las voy materializando día a día, pues son posibilidades presentes,
no futuras… Es que como siempre vivo con la muerte al lado, nunca me hago este
tipo de preguntas.
–¿Fatalista?
–No, para nada. La mía es una actitud de realismo;
soy más realista que fatalista. La persona fatalista lo ve todo negativo,
incluso la muerte; yo la veo como algo que forma parte de la vida.
–¿Cree en la reencarnación?
–Aunque la veo como posible –es un tema con el cual
se puede caer en la especulación-, me gusta creer en la trascendencia.
–Qué le alborota la adrenalina.
–Las injusticias.
-Ahorita, qué gritaría a todo pulmón.
–Una palabra, ¡libertad!
–¿Varón domado o machista compulsivo?
–Me considero un hombre equilibrado.
–A quién le enviaría un e-mail erótico.
–Por supuesto, a mi esposa (risas).
–Qué emoción le hace sentir mariposas en el
estómago.
–¡Es que hay emociones que me dan acidez estomacal!
(carcajada). ¿Sabes que me emociona? El que una persona se me acerque para
decirme que uno de mis libros le cambió la vida.
–¿Escucha sus tentaciones?
–A veces, pero es bueno saber oírlas. Es saludable
confrontarnos con nuestro demonio para saber quienes somos, realmente. Mientras
más tentados somos, más nos conocemos.
–¿Un placer inoportuno?
(Jajajajajajajajajaja)
–¿Viagra o juguetes eróticos?
–Los últimos ahora son los primeros (risas).
–Póngale poesía al orgasmo.
(Carcajada) –Qué quieres que te conteste… Sería un
poema bien profundo.
–¿Un orgasmo literario?
–Cuando escribo una poesía con pasión y la
concluyo.
–Póngale alas al amor, a dónde se dejaría llevar.
–Al encuentro con el prójimo.
–¿Su recuerdo más querido sigue siendo el último?
–Mis recuerdos más queridos son los más intensos
que he tenido en mi vida, y todos tienen que ver con los encuentros conmigo
mismo y en diversas situaciones.
–¿Cree, como decía Lord Byron, que la venganza es
dulce, sobre todo para las mujeres?
(Jajajajajajajaja) –Cuando me siento impotente y
escribo sobre el causante de mi rabia en una de mis novelas, exclamo satisfecho
¡me vengué!
–Ernesto Marrero es anti qué.
–Soy antisectario, antirradical, antirracista…
Detesto los extremos, prefiero el camino del medio, que es donde se encuentra
el equilibrio.
–Articulista sobre temas de corte existencial, ¿la
comunicación es poder?
–Sí, cómo no. Ahora bien, que el poder sea bueno o
malo, lo decidimos quienes escribimos; por eso a veces los regímenes le temen a
los escritores.
–Qué opina de Las Verdades de Miguel.
–Voy a repetir las palabras de un amigo que si lee
el semanario, y le creo: “Es interesante porque aquí encuentras lo que otros
periódicos ocultan, la verdad; aquí se siente la libertad que tanto buscamos”.
–Tiene tres hijos, ¿papá consentidor?, cómo los
está criando.
–Me propuse criarlos en el ejemplo, y es lo que
estoy haciendo. Eso lo aprendí con el budismo.
–¿No se cansa de ser correcto, virtuoso?
–Algunas veces dejo salir mi sombra y hasta hablo
con ella (risas), esa sombra está en el inconsciente y es necesario liberarla,
pero también mantenerla bajo control. Yo no soy perfecto, tengo defectos y
virtudes, como todo el mundo. Aprendo de mis errores y de mis dolores. Eso sí,
con y sin sombra me gusta transitar por los caminos de la autenticidad.
–¿Cree en Dios?
–Creo en un energía creadora, así concibo a mi
dios. Es una energía que me da la oportunidad de vivir, de ser quien soy. Tal
vez mi dios no es religioso, pero es amor. Yo trabajo en el área de los valores
y estos no están enmarcados en una religión específica, pues todas los
utilizan. Por lo general, a las religiones le interesan los valores, el amor y la
caridad, la justicia, la humildad y la constancia. Mi trabajo es unificador.