Frases del escritor

Filosofía clásica y existencial en torno a la Literatura... Un camino de reflexiones y letras para encontrarnos.
Instagram:@ernestomarrero / Facebook: Ernesto Marrero Ramírez

martes, 25 de agosto de 2015

Entrevista a Ernesto Marrero en el semanario: Las verdades de Miguel



Ernesto Marrero, escritor: Los venezolanos necesitamos encontrarnos con nosotros mismos
Semanario: Las verdades de Miguel 


Ernesto Marrero escribe los cuatro géneros literarios: novelas, cuentos, fábulas y poemas. Licenciado en Administración, hizo estudios de posgrado en Filosofía Práctica en la Universidad Católica Andrés Bello, así como estudios de psicología analítica y existencial. Miembro de la Sociedad Venezolana de Filosofía, también es investigador y articulista sobre temas orientales y de corte existencial. Nació en Caracas el 21 de agosto de 1969. Y desde hace 17 años se le conoce en el mundo literario por su serie El pececito que quería ser humano-Búsqueda Interior y Conciencia y transformación social. Ha publicado: Quisiera contarte algo, El jardín de la existencia, El futuro nos alerta, La leyenda del sabio de la montaña, Y ahora, ¿por dónde empiezo?, Cuando tenga tiempo, empiezo y Pasajes secretos del alma, entre otros títulos. Se ha destacado como conferencista en instituciones educativas y eventos especiales, realizando ciclo de charlas y talleres dirigido a los jóvenes. De la mano de Quisiera contarte algo y El jardín de la existencia, Ernesto Marrero Ramírez brinda valiosas herramientas reflexivas que impulsan el crecimiento personal, profesional y social, así como el cultivo de valores éticos y morales, que brindan un sentido profundo a nuestras vidas
Lavinia González
lavigonzal@yahoo.com

–Para un escritor, la Web tiene sus ventajas…
 –Grandes e interesantes prerrogativas. Con Amazon, mis libros están expuestos a nivel mundial, lo que es una ventaja bien significativa, pues quien esté interesado en ellos los puede adquirir de inmediato. Para un escritor, la Web es la mejor publicidad para llegarle a mucha gente en muchos sitios. En lo personal, no puedo quejarme, también por esa vía he sumado clientes.

–Usted brinda herramientas para el crecimiento personal y el cultivo de valores, además es conferencista. ¿Vendedor de ilusiones, optimismo y esperanzas o charlatán?
(Jajajajajajajajajaja) –Realmente, sólo vendo ideas, reflexiones, conciencia. Cuando me preguntan si mis libros son de autoayuda, lo niego, pues, ante todo, son de introspección para el autoconocimiento, de despertares para saber qué y cómo somos, qué podemos hacer en un momento histórico. Son como chispas para salir de este adormecimiento diario, que se ha vuelto habitual, rutinario.

–Cómo ve la actualidad literaria venezolana.
–Dos factores afectan a los escritores, el primero, tal vez el más importante, tiene que ver con la escasez de papel, que no contribuye para su realización, pues al no haber papel es imposible que haya publicación. Sin embargo, en las situaciones límite, las personas crecen, de ahí que se observe la necesidad que tienen de leer y buscar respuestas en libros para reflexionar sobre la vida y recuperar la esperanza. O de escuchar la opinión de especialistas en el área de la motivación, de la superación personal, que promueven el crecimiento individual y profesional, que es un proyecto de vida, un plan a largo plazo en el cual es necesario trabajar continuamente. El momento actual literario es bien interesante, la Feria Internacional del Libro con su diversidad de publicaciones y la gran oferta editorial, es una muestra. La respuesta de un público ávido de contenidos y de calidad literaria, supera las expectativas del escritor. La idea es hacer presencia en la Feria y estar siempre a disposición del lector.

–Hay libros que se subieron a la ola inflacionaria y duermen no sabemos si plácidamente, en los estantes de las librerías.
–Pero también hay textos de contenidos literarios de calidad a precios accesibles. Los míos son bien solidarios y la razón es porque se utilizan a nivel de escuelas y liceos, hasta de universidades, y el poder adquisitivo de los estudiantes es bastante limitado; no obstante, mis lectores conforman un grupo bien heterogéneo. Mi trabajo parte de la siembra de conciencia.

–No causa extrañeza que los jóvenes estén cada vez más interesados en el uso de la Internet que en leer libros impresos en papel. Cómo revertir esa realidad.  
–Actualmente, estoy realizando un trabajo que se llama “Materializar la lectura”; la primera fase la realizo con los profesores y maestros, a quienes les explico cómo atrapar la atención del muchacho o de la muchacha y llevarlo, sin que se sienta presionado, al universo de la lectura. Y para lograrlo utilizamos el recurso de los dibujos, de las maquetas, del teatro; de esa manera él y ella no se quedarán en la letra muerta, lo importante es que ésta les dé vida y la materialicen, al entender el mensaje se identifican con lo que están leyendo. En esa primera fase el maestro o el profesor les transmiten a sus estudiantes el estímulo por la lectura. La segunda fase, en la cual entro yo, tiene que ver con mi compartir con los y las estudiantes, a quienes les doy las ideas principales; luego vienen sus preguntas: quién escribió X libro y por qué, qué sintió al hacerlo. Ha sido una experiencia interesante, tanto que personas que están haciendo maestrías o profesores de Literatura me han comunicado el resultado de lo aprendido o de lo leído. Escribo novelas, cuentos, fábulas y poemas, los cuatro géneros literarios, y en mi literatura trabajo la filosofía y la psicología de una manera muy amigable, que se compenetra con el lector, de forma que éste pueda entender aspectos de Sócrates, Platón o Sartre y les sirva como herramienta de reflexión, de vida.

–Sus libros, entonces, son de autoayuda.            
–No los veo así. Y me explico: hay una corriente que llamo la píldora mágica, esa que dice que si una persona sigue “estos 10 pasos encontrará la felicidad” o será exitosísima; eso no existe. La persona tiene que entrar en un proceso de autoanálisis, de autodescubrimiento, y con esas herramientas que sólo le pertenecen a ella y que se traducen en un molde único del universo, es que va actuar. Y no lo digo yo, lo han dicho muchos pensadores en la Historia. Qué decía el oráculo de Delfos y que Sócrates repetía, pues “conócete a ti mismo”, frase que se ha tomado de autoayuda, pero es filosofía.
… En mis escritos hay una combinación entre la literatura (como eje central), la psicología (dentro del comportamiento de los personajes y su posible reflexión para lograr una transformación) y la filosofía (básicamente existencialista, donde la finitud de nuestras vidas, el autoconocimiento como visión socrática y el sentido de responsabilidad sartreano, ante nuestras decisiones que compromete al individuo con toda la humanidad, se fusionan para encontrar un sentido a nuestra existencia). Aunque vivamos en la posmodernidad (donde todo es justificado aun siendo injustificable) y la sociedad pareciera albergar un sinsentido, un profundo vacío existencial difícil de llenar, siempre hay una oportunidad para mirar hacia atrás, rescatar los mejores momentos y traerlos nuevamente al presente para fortalecerlo y reconstruirlo. Eso también lo tienen mis escritos, en especial la poesía.

–Por eso aborda en lo que escribe el crecimiento personal, el encontrarle un sentido a la vida y la siembra de valores morales en el marco de la sociedad.
–El ser humano debe tratar de ser auténtico, de reconocer sus potenciales, desarrollarlos y no quedarse en el marco de una sociedad que nos arrastre a caminos que no queremos ni debemos transitar. Pero a veces, corremos como manadas en una estampida sin saber a dónde vamos ni quiénes somos, a esto es lo que llamo “mente de manada”. Como decía Martin Heidegger, la mayoría de las personas vivimos en “estado de interpretado”. Así la sociedad nos piensa y los factores de poder nos van creando deseos y necesidades, en muchos casos ficticios, y terminamos disueltos dentro de la sociedad sin saber siquiera qué es lo que realmente quisiéramos hacer o en qué área pudiéramos desarrollarnos a plenitud.

–Si como se dice la venta de libros de autoayuda se dispara cada cierto tiempo, según el autor, y las salas se llenan cuando de un motivador se trata, cómo es que la gente no cambia ni crece.    
–El cambio no es fácil. Como señalaba Sartre, el ser humano vive normalmente un estado de quietismo, es decir, las personas quieren o buscan que otros hagan lo que tienen que hacer porque tienen dones o facultades de las cuales ellas carecen; entonces, mientras no se den cuenta de su potencial, de que a través de la actividad y de la puesta en práctica de sus ideas, y que éstas pueden generar transformaciones, nunca van a cambiar.

“Escribiendo
me ha ido bastante bien”

–Usted da charlas, qué impresión cree causar en el público que va a escucharlo.        
–No me dedico a dar charlas, sólo las doy cuando me invita. A veces son motivadoras y otras, desmotivadoras (risas), sobre todo cuando me expreso con dureza y frialdad. Estoy convencido de que aprendemos a través del dolor y que en sus lágrimas hay un renacimiento de la persona.

–A veces los “renaceres” son producto de la emoción del momento.
(Risas) –Cuando yo trabajaba en el Departamento de Atención al Público, siempre escuchaba decir que un buen servicio se multiplica por dos y el malo por 10; parece mentira, pero a veces las situaciones negativas (lo que llamo antivalores), proliferan y se extienden más rápido. En ese escenario también habemos personas que multiplicamos valores para que las cosas funcionen como deben de funcionar. Asimismo, hay personas que tienen unos cambios muy profundos, logran lo que se llama “el ensimismamiento” y estudian hasta cuatro carreras universitarias, además se dedican a la caridad y hacen lo que quieren ya, no mañana. O sea, toman conciencia de su temporaneidad, lo que llamamos “conciencia de muerte”. Lamentablemente, en la sociedad no es eso lo que la mayoría busca ni trabaja. Cómo es posible que ante un puente la gente haga sus maletas y se vaya de mini vacaciones, así no tenga plata o tenga que pedirla prestado, esa conducta forma parte de nuestra idiosincrasia, de nuestra cultura…

–Allí, en esa sociedad halla su fuente de inspiración.
–Sí, me inspiro en ella, en los valores y antivalores que en ella fluctúan, en las injusticias que a diario se presentan, en la actitud del ser humano ante el devenir de su existencia, ante una vida finita que tarde o temprano terminará por dejar. El adormecimiento en el que nos sumerge la cotidianidad, la loca rutina de una vida cosificada que termina por sustituir al ser por el tener y nos desvía del proceso de autoanálisis y por ende del autoconocimiento… Otro factor de inspiración es el desarrollo de una conciencia crítica que nos ayude a entender nuestro momento histórico y a percatarnos de la responsabilidad que tenemos en nuestras vidas ante las decisiones que asumimos o que dejamos de asumir, con lo cual participamos en la construcción de nuestro tiempo.

¿En Venezuela, abrirse camino con visión inspiradora de la vida es rentable?
–No me puedo quejar, me ha ido bastante bien. La gente se sorprende porque vivo de escribir, pero si vivo de mis obras es porque en cada una de sus páginas hay mensajes, y existe en la gente una necesidad psicológica de llenarse, de buscar, de encontrarle sentido a lo que está viviendo…

–Dos nuevos libros suyos recién salieron del horno editorial.
–Sí, se trata de dos de mis últimas tres obras: Quisiera contarte algo es un libro compuesto por doce cuentos que llevará al lector a recorrer diferentes aspectos del ser humano, así como su manera de pensar y actuar. Las caídas en el camino, nacer y morir, el dolor y la alegría, aspectos duales que se contraponen en nuestras vidas y que a su vez nos sirven para descubrir el potencial de cualidades que habitan en nuestro interior. En otras palabras, una forma de despertar hacia un sentido más profundo que nos construya y nos conduzca hacia un trabajo con legado humanitario, sustentado por la dignidad, la justicia, la libertad y la trascendencia. Y El jardín de la existencia expone, a través del género de la poesía, un sentido de vida, una reflexión sobre nuestra razón de existir, una manera de pensarnos y pensar nuestro momento histórico. También se intenta rescatar la esencia del amor, señalar algunas de las adversidades que en la actualidad nos abaten, encontrar una ética que pueda afrontar los antivalores que parecen propagarse cada día más, y entender que somos seres finitos, porque esta existencia es temporal y, por tanto, estamos de paso por esta vida. Estos son sólo algunos de los objetivos que persigue el libro, y digo algunos porque la poesía es un universo interpretativo y cada persona puede leerla y, a la vez, descifrar el mundo que lleva dentro de sí. Cada quien tiene sus propias vivencias que lo construye, y con lo cual ayuda a construir a otros y a su propio entorno.

Quién edita sus obras.
–Aunque tenemos nuestra propia editorial, Ediciones Alta Esfera, trabajo desde hace muchos años con Quirón Ediciones. Y dependiendo del movimiento del libro, el tiraje mínimo con que arrancamos es de 3 mil ejemplares. Por ejemplo, El pececito que quería ser humano-Búsqueda interior va por la edición 12 y el número de ejemplares va en aumento.
  
“A los 17 años tuve
mi primera crisis existencial”

–¿Las ideas le llegan sin pedir permiso o las va trabajando?
–Cuando me conecto con un libro cuyas páginas aún están en blanco, la inspiración puede asaltarme en cualquier momento. A veces estoy manejando y tengo que aparcar mi carro, cuando las ideas comienzan a surgir. Y en ocasiones me he despertado de madrugada para anotar lo que estaba soñado e integrarlo a mis fábulas y cuentos. Las adversidades y vicisitudes son temas inspiradores, como el caso de la estudiante de un liceo de Catia, cuya profesora me confió: “De 10 niñas que tuve el año pasado en una sección, 9 salieron embarazadas, ella incluida, y 8 del mismo muchacho”. Sobre esa historia de pocas palabras, escribí Es que yo lo quiero.    

–Qué lo bloquea.
–Mis dos hijos (ella de 2 años y él de 5) son bloqueadores naturales (risas); cuando gritan “papaaaaaaá” o se lanzan un juguete a la cabeza, “cierro” las ideas y las meto en el refrigerador, hasta que la idea inicial vuelve a visitarme (carcajada).

–Y en ese bloqueo y desbloqueo, cuándo le pone End a un libro.
–Depende, a veces necesito dos años para culminar un proyecto y a veces más o menos. Además de Quisiera contarte algo y El jardín de la existencia, había un tercero, Entre dioses y mortales, que es un cuento novelado en el cual trabajé tres años y no se pudo imprimir por razones que no valen la pena explicarse.

–¿Recuerda la publicación de su primera creación literaria?
–Cómo olvidarlo, fue hace 17 años, antes de que mi primera hija, que pronto cumplirá 15, naciera. El pececito que quería ser humano me dio a conocer como escritor.

–De niño, qué leía.
–Mi niñez estaba rodeada de libros; cualquier libro que papá llevaba a casa, yo se lo arrebataba de las manos para ser el primero en leerlo. Leer era mi pasión y hasta quería escribir un libro. Ah, pero también me gustaba la investigación, siempre jugaba a ser científico y tenía un laboratorio en mi cuarto; papá y mamá vivían con los nervios de punta, y no era para menos, pues siempre oían una explosión. Luego, en la adolescencia, me olvidé de esa etapa de mi vida; me la pasaba con mis amigos echando bromas.

–¿A qué edad vivió su primera crisis existencial?
–Tenía 17 años cuando comencé a somatizar algo que estaba dentro de mí, sentía dolor en el cuerpo, me daba fiebre, vivía deprimido. Y empecé a sentir un vacío, fue cuando decidí hacer una retrospección; al ver al niño rodeado de libros, me pregunté qué había pasado con él. Como ignoraba qué quería ser, me encerraba en mi cuarto a leer. “Te va a pasar lo que a Don Quijote”, me decía mamá (risas)… Bueno, culminé mis estudios de bachiller desorientado en cuanto a mis inclinaciones, pero con muchas ganas de estudiar y así emprendí una carrera que en aquel momento venía repuntado, la administración. Lo interesante era lo que mis amigos me comentaban: “Debiste haber estudiado psicología o filosofía”, así me convertí en una especie de consejero. Con el tiempo fui acentuando mis procesos de autoanálisis y a percatarme que desde pequeño vivía rodeado de libros y siempre había querido escribir uno, era un sueño que tenía que cumplir. Comencé con la filosofía y la psicología oriental, y luego pasé a estudiarlas bajo la visión occidental, donde las vinculé con la literatura.

–Hoy, en sus ratos libres, qué lee.
–Leo filosofía, poesía y algún tipo de literatura que me deje un mensaje, un cambio, un aprendizaje.

–En lo profesional, qué le falta por hacer.
–En el futuro debo escribir algunos ensayos. En el ámbito profesional es de vital importancia profundizar en las investigaciones de los procesos históricos y sociales de los últimos tiempos. Además de proseguir con el trabajo literario tanto con los jóvenes como con el público en general, es mi labor sembrar conciencia y valores a través de las letras.
–Aconseje a las nuevas generaciones que aspiran iniciarse y/o hacer carrera en el oficio de escribir.
–Escribir, escribir, escribir… insistir, insistir, insistir. Que recuerden que sus letras son ladrillos que pueden servir para destruir o para construir sociedades, así como para dormirlas o despertarlas.


“Los venezolanos necesitamos
encontrarnos con nosotros mismos”

–Retrátenos a Venezuela, cómo la ve.
–La veo como un niño que está empezando a llevar golpes fuertes para luego iniciarse en la madurez. De niño mimado y mantenido por el petróleo, hizo crisis cuando le quitaron esa teta; fue entonces cuando empezó a valorar otras cosas, a ver su presente desde otras perspectivas, a redimensionar su futuro.

–¿Cree que los venezolanos necesitamos de renovación espiritual?
–Más que renovación espiritual, requerimos encontrarnos con nosotros mismos, con nuestras raíces. También necesitamos entender que estamos viviendo un momento histórico y que somos participantes de ese momento histórico día a día, por tanto, tenemos que actuar, sobre todo porque somos movidos por diferentes tentáculos en el ámbito social; detenernos es nuestra obligación y responsabilidad, y preguntarnos hacia dónde queremos ir, qué estamos haciendo en este mundo y cuáles son nuestras necesidades más profundas.

–Hoy, como nunca, se habla del rescate de los valores perdidos, pero, ¿hay voluntad para su rescate?
–Así como hay pensadores que quieren rescatarlos, también están las personas que hacen lo posible para que eso no suceda, a ellos les interesa que nos mantengamos en caos.

–¿Se considera un apaciguador de las pasiones desbordadas?
–Estoy seguro de que en vez de apaciguar, acelero las pasiones (carcajada)… La vida es una pasión y al acelerar las pasiones de la vida, logramos realizar lo que vinimos a hacer.

–Hay que recuperar el sentido de ciudadanía, dicen los políticos.
–Sí, es una tarea que tenemos que hacer con conciencia crítica, fundamentándonos en el momento histórico que nos ha tocado vivir. En Alicia en el país de las anarquías, planteó el porqué de la pérdida de ciudadanía.

–¿Los políticos requieren renovarse, espiritualmente?
–Bueno… (jajajajajajajaja)… Muchos necesitan estar en constante renovación espiritual.

–Cómo ve los conflictos.
–Los veo como una gran oportunidad para aprender, crecer y superarme a mí mismo; no me vuelven loco ni me causan desesperación.

PingPong

–¿Esclavo de qué?
–De las ideas.

–¿Vive o existe?
–Existo… Nací y voy a dejar de vivir.

-¿Pragmático o radical?
–La vida es para poner en práctica nuestras ideas, y como estamos en presencia de constantes cambios, no podemos radicalizarnos. Nadie puede bañarse dos veces en un mismo río, decía Heráclito.

–¿Intolerante y prejuicioso?
–Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario (risas).

–Ahorita, cómo se ve a sí mismo.
–Tengo ante mí una interesante oportunidad de crecer emocional e intelectualmente, y la gran posibilidad de aportarle a la sociedad.

–¿Su credo?
–La virtud.

–¿Su ideología?
(Silencio para buscar la palabra exacta) –El existencialismo. Asumir que somos aves de paso, nos cambia la vida; es una manera de vivir. Por qué esperar vivir una situación límite para aceptar esa realidad. Una frase de Steve Jobs me marcó, él decía que las mejores decisiones que había tomado en su vida, las tomó a conciencia de que podía morir en cualquier momento.

–Hasta dónde llega su combatividad.
–Todo depende de mis fuerzas, ellas me indicarán hasta donde puedo llegar.

–¿Y su patriotismo?
–Me considero hijo del mundo.

–¿Venezuela, tierra de oportunidades?
–Sí, que no quepan dudas. Hoy tenemos grandes oportunidades de aportar a nuestro momento histórico; a más crisis, más ocasiones de demostrar lo que tenemos y, cuánto podemos. Si todo está bello, en calma y todos vivimos en paz eterna, pues nos dormimos. Y a Schopenhauer no le faltaba razón. Cuando estamos confrontados con el dolor, el tiempo se ralentiza, es entonces cuando nos damos cuenta de las herramientas que poseemos y lo que somos capaces de hacer y dar.

–¿Guarimbas o cacerolazos?
(Carcajada) –Más reflexión y cambio.

–¿Los venezolanos somos como los comediantes, persistimos en el insumergible optimismo, entre alegrías, batacazos y momentos de tristeza?
–En Venezuela hay gente que vive en una comedia eterna, las vemos a diario. El equilibrio, centrarnos es importante.

–¿Una fantasía que quiere hacer realidad antes de morir?
(Silencio) –Déjame pensar en voz alta, sí, mis fantasías las voy materializando día a día, pues son posibilidades presentes, no futuras… Es que como siempre vivo con la muerte al lado, nunca me hago este tipo de preguntas.

–¿Fatalista?
–No, para nada. La mía es una actitud de realismo; soy más realista que fatalista. La persona fatalista lo ve todo negativo, incluso la muerte; yo la veo como algo que forma parte de la vida.

–¿Cree en la reencarnación?
–Aunque la veo como posible –es un tema con el cual se puede caer en la especulación-, me gusta creer en la trascendencia.

–Qué le alborota la adrenalina.
–Las injusticias.
-Ahorita, qué gritaría a todo pulmón.
–Una palabra, ¡libertad!

–¿Varón domado o machista compulsivo?
–Me considero un hombre equilibrado.

–A quién le enviaría un e-mail erótico.
–Por supuesto, a mi esposa (risas).

–Qué emoción le hace sentir mariposas en el estómago.
–¡Es que hay emociones que me dan acidez estomacal! (carcajada). ¿Sabes que me emociona? El que una persona se me acerque para decirme que uno de mis libros le cambió la vida.

–¿Escucha sus tentaciones?
–A veces, pero es bueno saber oírlas. Es saludable confrontarnos con nuestro demonio para saber quienes somos, realmente. Mientras más tentados somos, más nos conocemos.

–¿Un placer inoportuno?
(Jajajajajajajajajaja)

–¿Viagra o juguetes eróticos?
–Los últimos ahora son los primeros (risas).

–Póngale poesía al orgasmo.
(Carcajada) –Qué quieres que te conteste… Sería un poema bien profundo.

–¿Un orgasmo literario?
–Cuando escribo una poesía con pasión y la concluyo.

–Póngale alas al amor, a dónde se dejaría llevar.
–Al encuentro con el prójimo.

–¿Su recuerdo más querido sigue siendo el último?
–Mis recuerdos más queridos son los más intensos que he tenido en mi vida, y todos tienen que ver con los encuentros conmigo mismo y en diversas situaciones.

–¿Cree, como decía Lord Byron, que la venganza es dulce, sobre todo para las mujeres?
(Jajajajajajajaja) –Cuando me siento impotente y escribo sobre el causante de mi rabia en una de mis novelas, exclamo satisfecho ¡me vengué!

–Ernesto Marrero es anti qué.
–Soy antisectario, antirradical, antirracista… Detesto los extremos, prefiero el camino del medio, que es donde se encuentra el equilibrio.

–Articulista sobre temas de corte existencial, ¿la comunicación es poder?
–Sí, cómo no. Ahora bien, que el poder sea bueno o malo, lo decidimos quienes escribimos; por eso a veces los regímenes le temen a los escritores.

–Qué opina de Las Verdades de Miguel.
–Voy a repetir las palabras de un amigo que si lee el semanario, y le creo: “Es interesante porque aquí encuentras lo que otros periódicos ocultan, la verdad; aquí se siente la libertad que tanto buscamos”.

–Tiene tres hijos, ¿papá consentidor?, cómo los está criando.
–Me propuse criarlos en el ejemplo, y es lo que estoy haciendo. Eso lo aprendí con el budismo.

–¿No se cansa de ser correcto, virtuoso?
–Algunas veces dejo salir mi sombra y hasta hablo con ella (risas), esa sombra está en el inconsciente y es necesario liberarla, pero también mantenerla bajo control. Yo no soy perfecto, tengo defectos y virtudes, como todo el mundo. Aprendo de mis errores y de mis dolores. Eso sí, con y sin sombra me gusta transitar por los caminos de la autenticidad.

–¿Cree en Dios?
–Creo en un energía creadora, así concibo a mi dios. Es una energía que me da la oportunidad de vivir, de ser quien soy. Tal vez mi dios no es religioso, pero es amor. Yo trabajo en el área de los valores y estos no están enmarcados en una religión específica, pues todas los utilizan. Por lo general, a las religiones le interesan los valores, el amor y la caridad, la justicia, la humildad y la constancia. Mi trabajo es unificador.

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